De lo feo

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Daniel Moyano

Hacía mucho que no usaba este espacio para tirar del hilo y reflexionar sobre algo que haya leído en otro lugar. Y no podía ser otro que el siempre atento blog de José Ramón Hernández Correa, su ya famoso arquitectamoslocos, que siempre me despierta el interés, la sonrisa y hasta la ilusión.
Sin más peloteo, que no lo necesita, en su artículo “La fealdad” reflexiona sobre los cambios que experimenta el canon a lo largo del tiempo, y me interesa mucho esta cuestión.
Más allá de lo que José Ramón comenta, habría que entender que desde mediados del XX existe una corriente que busca deliberadamente lo feo como seña de identidad. Lo feo en todos los aspectos posibles: indumentaria, imagen personal, gustos estéticos, musicales, incluso culinarios. Una necesidad de desmarcarse de lo mainstream, de lo establecido, una necesidad de situarse en el mundo por contraposición a algo. Un no sé qué soy, pero sé lo que no quiero ser. Y no quiero ser lo normal 1 porque quiero ser especial 2, por eso busco lo contrario. Por eso me sitúo en lo que la mayoría considerarían feo.

Si bien hoy en día la mayor parte es un salto con red. Contracultura de andar por casa. Punk domesticado. Hipster de garrafón. Semana Underground en El Corte Inglés.

¿Una forma de llamar la atención? Quizá. Pero este fenómeno hace que lo feo acabe filtrándose al público general cada vez más rápido, dada la ferocidad con que consumimos y nos cansamos de lo nuevo. Costó casi un siglo que las pinturas de Van Gogh pasasen de ser feas a ser admirablemente bellas.

Es lo feo como lo especial, como lo diferente, el “es que no entiendes y por eso no te gusta, no lo sabes apreciar”, lo que se acaba aceptando por una necesidad de novedad y un poco de esnobismo papanatas. No deja de ser una actitud un tanto soberbia.

Ahí encajan muchas cosas, como por ejemplo la revista Arquitectura del COAM de la que también hablaba recientemente José Ramón.

¿Acaso no sabemos los arquitectos lo que es intentar explicar la arquitectura contemporánea y que nos tomen por insensatos? ¿Qué es una casa “muy de arquitecto” sino una casa fea para la inmensa mayoría?

 

No niego, claro, que hay una parte genuina en todo esto. Un núcleo de personas que realmente busca en ese terreno pantanoso de la estética que flota entre lo feo pero interesante y lo malo, lo falso, inconsistente, banal, flojo, intrascendente… y encuentran tesoros. Y es cierto que así avanzamos y no nos estancamos en lo de siempre.

Un tema que da para mucho charlar…

 

+ Veo en twitter varias cuentas que se dedican a ensalzar y divulgar el barroco. ¡El barroco!. De alguna manera, por incultura o por lo que sea, a mucha gente el barroco le puede sonar a chino y probablemente les parezca feo, por desconocido. ¿Quién sabe si pueden hacer que el barroco vuelva, a fuerza de insistir en ello?.
¿Qué será lo próximo? ¿Convencernos de las bondades de la comic sans?

++ Dicho esto, la comic sans es una pasada de tipo, solo que se usa sin criterio, como tantas cosas. Pero me estoy yendo por las ramas.

+++ La imagen que acompaña este post es una acuarela que pinté hace muchos años, una lata de refresco arrugada, vacía, tirada. O cómo algo sucio, feo, puede convertirse en algo agradable de mirar. Puntos de vista.

 

 

1- Entiéndase lo normal como aquello que hace la mayoría, sin valoración de ningún tipo.

2- Especial, diferente, distinguible del resto.

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